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LA BASÍLICA DE CANDELARIA QUE PUDO SER Y NO FUE
Del programa de fiestas en el Real Santuario de Ntra. Sra. de Candelaria. Agosto de 1953

        En 1926 comenzaron a ejecutarse los trabajos de explanación y cimentación de una suntuosa basílica para albergar la imagen de la Virgen de Candelaria, sobre los planos del afamado arquitecto Alliot.
DDDLas obras, que se ejecutaban en el risco de la Magdalena en busca de preservar al santuario de los temporales de lluvia y viento, concluyeron pronto, al parecer por su elevado coste económico. En la actualidad se pueden contemplar estos cimientos recorriendo la zona aledaña al Cuartel de la Guardia Civil. De dicho proyecto ha llegado hasta nosotros una postal, incluida en el programa de las Fiestas de la Virgen del año 1953, que nos ha facilitado Manolo Ramos, y que reproducimos en este artículo.  En ella se puede apreciar la envergadura de la basílica proyectada.
DDDDestacan de forma especial sus tres torres, una de ellas de gran porte, y la amplitud de sus naves. Sin duda, desde el risco de la Magdalena hubiera tenido un impresionante impacto visual.
DDDOtro dato de interés sobre esta construcción lo encontramos en un acuerdo plenario de la corporación, de fecha siete de enero de 1928, por el que se autoriza a la Comunidad de Dominicos la construcción de una atarjea de 100 metros de largo en el camino denominado de Güímar, con el fin de conducir el agua al depósito que dicha comunidad tenía en el risco de la Magdalena, en cuyo sitio se llevaban a cabo las obras de la nueva basílica.
DDDSegún hemos podido conocer de diferentes fuentes, tras varios años de trabajos se paralizó la construcción, volviéndose a reanudar tiempo después en su emplazamiento inicial, junto al convento dominico, según planos del arquitecto Eladio Laredo, que aprovechó lo edificado por los frailes antes de la exclaustración. Pero los acontecimientos de 1936 hicieron detener nuevamente las obras.

OBRA DEFINITIVA

DDDPor fin, el llamamiento del nuevo Obispo de Tenerife, el güimarero Domingo Pérez Cáceres, en 1948, encontró eco en la sociedad tinerfeña, que acometió la finalización de la obra del Santuario, con un nuevo arquitecto, Enrique Marrero Regalado, en un esfuerzo mancomunado de los responsables eclesiásticos (Obispo y Dominicos) y civiles (Cabildo y Ayuntamiento). El proyecto, que comenzó a ejecutarse el 1 de marzo de 1949, culminó el 1 de febrero de 1959, día en que el Nuncio de S.S. Monseñor Hildebrando Antoniutti consagró el nuevo edificio, al que fue trasladada la imagen el día de su fiesta litúrgica, el 2 de febrero de 1959, casi ciento ochenta años después de su incendio que destruyera su anterior Santuario. El coste de la obra superó los 8 millones de pesetas.

Número 50 – Mayo de 2005

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